lunes, 20 de febrero de 2012

Adiós

No podemos volver atrás, no podemos. No podemos quedarnos atrapados en el pasado, tenemos que avanzar por mucho que duela. Las muñecas deben quedar en el suelo, las pinturas fuera del estuche, los folios tirados y desordenados, los peluches rasgados, el colchón fuera del somier y las sonrisas clavadas con chinchetas en el corcho de nuestra habitación.
Romperé tus ropas, quemare la cama, haré que estalle el espejo del baño, gritare tu nombre hasta que esté tan gastado que nunca más nadie lo pueda usar, y entonces me iré.
Cerraré las ventanas, atrancaré las puertas y dejaré los recuerdos atados con las cartas en un cajón. Barreré las palabras de amor, guardaré las promesas en un frasco y cerraré mi corazón.
Recogeré mi confianza del buzón, cerraré mis maletas y adiós.

viernes, 10 de febrero de 2012

Sensaciones encontradas

Llega un momento en el que el mundo se detiene, las campanadas cesan y ya no se oye música.
Hay un momento donde todos los colores saben a gris carbón, donde todos los sonidos tienen un tacto desafinado y todos los manjares suenan insípido.
Cuando llega ese momento los sentidos se confunden, la mirada te engaña, el día te arrastra y ya no puedes más.
Abres tus alas y vuelas directo hacia el suelo, caes hacia el cielo, dejándote llevar...
Abres tus ojos y te adentras en los sueños, durmiendo despiertas para jamás regresar.

domingo, 5 de febrero de 2012

Fisuras

Nada es lo que parece, hasta la unión más perfecta y hermosa tiene fisuras que nadie puede reparar. La desgracia, con su hermoso traje blanco con flores, engaña con su apariencia y mata con su mirada.

Drama, se alza el telón, segundo acto

Ella se lo quedó mirando con tranquilidad. Sabía lo que él sentía por ella, lo que quería pero aún así cuando él la dijo si sabía que quería decirle ella inclinó la cabeza hacia un lado, dijo tranquilamente "No" y sonrió.
"Me gustas" dijo él, inclinando ligeramente su cabeza hacia el oído de ella y ella simplemente sonrió para si misma. Una sonrisa que el no notó, una sonrisa que se perdió en el olvido, una sonrisa que nadie podrá afirmar que era una sonrisa...pero al mismo tiempo que sonrió sintió ganas de llorar.
"Quería el amor de otro hombre, pero no deseo la piedad de ninguno" susurró ella, demasiado bajo como para que él la oyera.
Justo en ese momento comprendió que lo de él no era piedad, era amor. Un amor puro y vibrante, un amor simple que no exigía más palabras que las que le había dado, ni más actos que los que había echo. Amor, simplemente amor.
Y notó como la piedad y el dolor le rasgaban el pecho.
Quiso olvidar y no lo quiso en el mismo momento. Quiso empezar una vida nueva con él y al mismo tiempo quiso salir corriendo del lugar y jamás volver a mirarlo a la cara.
Y comenzó a aprender. Aprendió que a los muertos hay que dejarlos ir, que no se puede vivir de recuerdos, que siempre se puede continuar.
Vivió y convivió con él, aprendió, quiso, deseó, hirió y finalmente sus caminos se separaron.
Ella sufrió, se encerró en si misma y de nuevo se obligo a fingir y sonreír. Ya no quería perder nada mas, ya no quería dejar ir a nadie...alcé mis manos e intenté agarrarte, le grite al cielo y le pregunté por ti a la brisa del mar. No obtuve respuesta, y tras estar pensando un rato comprendí que la actuación debía continuar, debía dejarte ir y ya no mirar nunca para atrás. Aún así en un momento me dejé ir, cree una situación absurda y te besé.
Drama, se alza el telón, segundo acto.

Marioneta II

Marioneta, viviste atada al poste de tu cama en tu casa de muñecas. La vista alza, que la vida te levanta pero tus pasiones te arrastran. Busca en el cielo tu eternidad, marioneta corre, marioneta escapa, marioneta no te quedes entre las paredes blancas de tu casa de escarcha.
 

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