jueves, 9 de diciembre de 2010

Capítulo 0

El muchacho corría cuanto más rápido podía, saltando de tejado en tejado, consciente de que su vida pendía de un hilo. No era noble, no era valiente, ni rápido, tampoco adulto, no era absolutamente nada…y lo sabía. Pero lo compensaba con agilidad e inteligencia, aunque esa vez ambas cosas le habían fallado.

Cerca del horizonte podía ver las murallas, cada vez más cerca. De pronto notó que el aire se había vuelto cada vez más gélido y comprendió que no iba a salir vivo de allí, pero aún así siguió corriendo, aunque sabía que al final ocurriría lo inevitable. De pronto oyó un ruido a sus espaldas y se volvió, en ese momento se dio cuenta de que se había sentenciado.

Lo último que vio fueron unos ojos azules, azules como el cielo de aquella mañana, tan despejado y hermoso. Sabía que se estaba muriendo, pero no sintió temor, tampoco pena…simplemente lo invadió una tranquilidad absoluta y quiso echarse a dormir.

No volvió a abrir los ojos.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Sample text

Sample Text